Columna Huarachazos, por Juan Lozano Trejo, 20 de Mayo de 2025.
En política, los tiempos no sólo se miden en calendarios, sino en silencios, en gestos, en frases aparentemente inofensivas. El mensaje del gobernador Julio Menchaca Salazar a quienes ya se perfilan como sus posibles sucesores es, sin duda, un claro «estate quieto», lo que es tema en círculos políticos a lo largo y ancho del estado.
«Que no coman ansias», dijo ayer el mandatario, en alusión directa a quienes, desde la comodidad del fuero legislativo, ya alborotan el avispero, fortalecen estructuras, tejen alianzas y se promueven con el entusiasmo que distingue a quienes saben que tienen amplias posibilidades. Pero la frase del gobernador contiene una carga política a todas luces: «En Hidalgo, por ahora, nomás mis chicharrones truenan».
Julio Menchaca no está dispuesto a que la sucesión opaque su quehacer de gobierno, por lo que hay que entender que su mensaje no solo va dirigido a los senadores que se han “destapado” anticipadamente, sino a toda la clase política que, de manera apresurada, empieza a mover fichas como si el juego ya hubiera comenzado.
Ante presidentes municipales de todo el estado, salvo uno, el gobernador dijo que “no por mucho madrugar, amanece más temprano”, en un intento por dejar en claro que él aún tiene la batuta, y que su gestión, y no la carrera sucesoria, debe ocupar los reflectores.
En política, pedir paciencia a quienes aspiran sucederlo es como exigir silencio en medio de una campaña no declarada, porque lo cierto es que el juego sucesorio ya empezó, aunque no oficialmente. Luego entonces, el verdadero mensaje de Menchaca no es sólo un recordatorio sobre los tiempos electorales, sino un aviso de que nadie se mueve sin su permiso.
En el fondo, lo que está en disputa no es solamente el calendario, sino el control, y eso incomoda, porque toca los nervios de una clase política que ya se siente lista para entrar al relevo, pero que ahora tendrá que disimular, guardar las formas y hacer menos ruido… al menos por un tiempo.
En Hidalgo, como en muchos otros estados, la política sigue siendo un tablero donde el que tiene el poder, tiene la última palabra y, por ahora, esa palabra es la de Julio Menchaca.