* Se solicita a quien publique este reportaje en otro medio de comunicación dar los créditos correspondientes a El Huarache Hidalgo.
23 de enero de 2025. En Huitexcalco, municipio de Chilcuautla, quedan muy pocas personas que se dedican a trabajar la fibra del maguey, como la señora Magdalena Martin Reyes quien a sus 71 años todavía realiza todo el proceso que conlleva obtener la fibra, mejor conocida en el valle del mezquital como “ixtle”.
Nos platica ella que este bello oficio lo aprendió hace bastante tiempo, observando a su mamá quien se dedicaba a tallar las pencas y a hilar el ixtle para hacer sus ayates. Un día ella tallo la penca de maguey y pudo sacar el ixtle, su mamá al ver el interés de ella por aprender la felicitó y le dijo; “está bien que aprendas para que de aquí a mañana te enseñes a hilar y hagas tus propios ayates para tu uso, y si los vendes que bueno”.
Y así, observando a su mama aprendió a hacer los ayates, contando las vueltas que hacía, viendo las medidas que usaba; con pruebas y errores se instruyó. Doña Magdalena nos platica que hasta la fecha aún se llega a equivocar pero no se desanima porque hay forma de corregir y hacer un buen trabajo, al final es algo que le apasiona hacer.
Para fabricar un ayate de ixtle lo primero que se debe de hacer es conseguir la penca del maguey, y si es del corazón, mucho mejor. Después se machaca la penca para obtener sólo la fibra. Doña Magdalena aun utiliza un mazo de madera que desde que tiene memoria su mamá y su papá lo usaban.
Cuando ya ha machacado tres o cuatro pencas obtiene un pequeño manojo, cinco o seis manojos son suficientes para hacer un ayate. En el momento que ya tiene listo los manojos los lava con agua, después de escurrirlos ella muele semillas de sangre de grado para hacer una masa y batirla con los manojos de fibra, luego los extiende y pone a secar al sol, de esta manera conserva el ixtle y le da mayor suavidad al hilo.
Pasando el proceso de secado, los peina y usa el malacate para hilar y sacar las madejas de hilo que usa para hacer los ayates. Un rollo con un peso mayor a un kilo será idóneo para hacer un ayate. Cuando ya tiene listo el carrete de hilo utiliza su telar de cintura con el peine, que también es herencia de su mamá, para realizar el tejido del ayate. Dos días bien invertidos le bastan a doña Magdalena para terminar un ayate.
Los ayates que elabora son para uso cotidiano en su casa y para venderlos. Los ayates gruesos tienen un precio de $1 300.00 y los delgados el costo es de $1 500.00. Así mismo nos cuenta que se dedica a bordar y tejer manteles para vender.
La señora Magdalena es muy conocida en la comunidad de Huitexcalco, a dónde usted , amable lector, puede ir a comprarle sus ayates.