• Mié. May 14th, 2025

El Huarache

Voz y Huella del Mezquital

“La educación es la mejor herramienta para enfrentar la vida”: Gregorio Dzul Yama, Un Maya en Hidalgo

Hijo de José Dzul y María Yama, una pareja de origen maya que huyó del sometimiento de las haciendas henequeneras para forjar su destino entre los árboles sagrados de Chan-Ch’en-Campana Tunich.

A los 15 años, sin hablar una sola palabra en español y con la lengua maya como única herramienta, Gregorio ingresó a la Normal Rural de Tecax, Yucatán. Ahí, con esfuerzo, se formó como Profesor Rural en 1958, sin imaginar que su vocación lo llevaría lejos de su tierra natal, hasta los montes áridos del Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo.

Cambio drástico: del verdor húmedo y amable del trópico al paisaje seco, gris y desafiante de la Sierra Otomí-Tepehua. Un mundo nuevo, donde no solo debía enseñar, sino también construir, sembrar, dialogar y resistir.

Su primera misión: Tixqui, comunidad del municipio de Cardonal, donde comenzó a dar clases a niños que, como él en su infancia, luchaban contra la marginación y el olvido. Al año siguiente, fue trasladado a El Santuario, Mapethé, donde echó raíces definitivas: allí conoció a su compañera de vida, Ángela Escamilla Barrera, con quien formó una familia de siete hijos, educados todos bajo la firmeza del trabajo y la constancia.

Desde entonces, la historia del profesor Dzul Yama se entrelazó con la del pueblo. Más allá del aula, gestionó y construyó el futuro:

Escuela primaria “Francisco Nieto” (1960).

Centro de Salud de la comunidad (1962).

Fundación de la escuela primaria completa (seis grados).

Primera secundaria vespertina “Lázaro Cárdenas del Río” (1971).

Electrificación de la comunidad (1972) e introducción del agua potable (1976).

Albergue escolar para alumnos de comunidades lejanas (1979).

Secundaria general “Rafael Ramírez”, gestionada en 1984.

Por ocho años consecutivos, sus alumnos ocuparon el primer lugar en concursos nacionales de conocimientos. No era solo un maestro: era sembrador de esperanza en tierra difícil.

En 1985 fue electo presidente municipal de Cardonal. Desde esa trinchera, consolidó la carretera pavimentada Cardonal–Santuario y solicitó la creación del Colegio de Bachilleres, pensando en que la juventud del municipio no tuviera que emigrar para estudiar el nivel medio superior.

Tras jubilarse de la Secretaría de Educación Pública, siguió enseñando: primero en la preparatoria universitaria “Jesús Ángeles Contreras”, luego como subdirector del CECyTEH en Chapulhuacán.

Su trayectoria ha sido reconocida con distinciones de alto honor:

Maestro Emérito de México, condecorado en el Palacio de Bellas Artes.

Gran Maestro, título otorgado por la Asociación de Escritores y Artistas del Orbe.

Hoy, a sus 90 años, el profesor Dzul Yama se mantiene lúcido, sereno y entregado a sus pasiones de siempre: la lectura y la escritura. Vive con la conciencia tranquila de haber cumplido, de haber iluminado generaciones enteras.

“Don Goyo”, como muchos lo conocen, no sólo enseñó a leer y escribir. Enseñó a vivir con dignidad, a creer en la educación como un arma de liberación y a construir comunidad desde la trinchera del aula. Su historia es un canto a la resistencia, a la identidad, al cruce fecundo entre culturas que se respetan y se enriquecen.

Hoy, Hidalgo celebra a un maestro que vino del sur con la lengua maya en el corazón y la vocación de enseñar como destino