• Mar. Dic 24th, 2024

El Huarache

Voz y Huella del Mezquital

La lucha incansable de doña Elidia Gutiérrez como comerciante y madre de siete hijos

Elidia Gutiérrez Acosta, de cincuenta y nueve años, quien enviudó hace siete años, sale todos los días, desde hace cuarenta años, de Xithá Primero a la ciudad de Zimapán, donde se dedica a la venta de frutas, verduras y hortalizas del campo, comenzando en el comercio cuando terminó su primer matrimonio, en el cual no le fue bien, pero del que nacieron tres hijos.

Cuando se separó de su matrimonio, doña Elidia intentó trabajar en el campo, pero pero lo dejó porque las jornadas por lo regular son muy largas. Posteriormente se puso a trabajar lavando y planchando ropa ajena, sacando de ahí lo necesario para sacar adelante a sus tres hijos, pero tiempo después cayó enferma, por lo que, al no saber qué hacer, y con la necesidad de tener un ingreso, invirtió lo poco que tenía guardado para comprar nopales y habas, entre otros productos, para poder venderlos.

Posteriormente, Elidia conoció a alguien más, quien a diferencia de su primer marido, él la trata bien y responde por ella y por sus hijos. Con su nueva pareja procreó cuatro hijos, por lo que ella es feliz con su familia. Entre todos se ayudan para salir adelante y ayudan con los gastos.

Doña Elidia está muy agradecida con sus hijos, quienes no la han descuidado, e incluso quieren que deje de salir a vender, pero eso es algo que a ella la enfermaría, puesto que, al estar ya tan acostumbrada a sus ventas, esto es para ella un estilo de vida.

Cuando Elidia regresa de vender, llega a su casa y cuida de sus animales y de una tiendita, de la cual se siente orgullosa por haber levantado con el dinero de lo que ella vende en el centro. A doña Elidia la acompaña una amiga que es doña Sirenia Olvera Lorenzo quien, como ella, también sale a vender nopales, maracuyá, habas, entre otras cosas. Sirenia tiene cuatro hijos, con quienes se ayudan a trabajar la tierra y ella sale a vender lo que se produce.

Ellas nos comparten que iniciando la temporada de invierno los precios de sus productos se elevan, esto porque comienzan a escasear, entonces ellas los encuentran más caros, por lo cual deben también subir el precio, para ver algo de ganancia.

Sirenia y Elidia son compañeras y amigas desde que empezaron a vender. El comercio las hizo acompañarse y juntas han compartido historias de llanto y alegría y también se han hecho amigas de algunas de sus clientas. A veces, incluso, sus clientas también les cuentan sus problemas e historias.

Diariamente las vemos sentadas pelando y picando nopales, escogiendo y limpiando semillas y también platicando de las cosas que les pasan, y reciben a sus clientes con una sonrisa y amabilidad. Si usted necesita sus productos no dude en comprarles, ellas se encuentran ubicadas a la entrada del mercado, bajando de la explanada Nicolás Flores.